La primera vez que oí hablar de los Hombres Conejo fue en boca de Mark, un profesor de inglés que compartí con Ansible. Eran su grupo favorito.
Mi segundo encuentro tuvo lugar en la sála de música de mi colegio mayor, donde tropecé con el single que ilustra este post (imposible que no me llamara la atención esta imagen). Recuerdo coger aquel viejo vinilo y escuchar la "All night version". 9 minutos de oscuridad.
Al día siguiente corrí a la FNAC y me compré "Crocodiles", su primer disco (siempre he sido un chico ordenado). A través de él y de un compañero de clase llegaría a los Chameleons, los productores de aquella maravilla. Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.
Muchas horas de música después, llegó la noticia: habían vuelto. Y entonces por fin pude disfrutar de la voz arrasada por el tabaco de Ian (qué míticos sus malabarismos futboleros con las colillas) y la guitarra inconfundible de Will. Y es que hasta que no escuchas a un grupo en directo no lo conoces de verdad. De hecho, son uno de esos grupos (junto a Divine Comedy, Sonic Youth, Los Planetas, Maxïmo y muy pocos más) que he escuchado en directo media docena de veces. Y no sólo eso, sino que también fueron el primer grupo que mi hermana vió dos veces en directo. Y por supuesto (no podían faltar) también estuvieron en la mítica XII edición de Benicassim (recuerdo la mirada que nos cruzamos Ansible y yo cuando Will sacó la guitarra de doce cuerdas y los dos pensamos "here we go").
Quizá el mejor resumen que se puede hacer de esta canción son las palabras de una joven escocesa en la escuela de diseño de Glasgow: "this is the song I want to be played at my funeral".